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UNA DE PIRATAS

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UN BARCO CON DOS CAPITANESSafe Creative #1105319344148

CAPITULO 1: el motín ( 1 de 3 )

Llevaba ya seis horas allí arriba y me empezaba a resultar difícil mantener los ojos abiertos. Yo era el único grumete de aquel barco y me mandaban hacer de todo, pero sin lugar a dudas la peor taréa era hacer de vigía. Horas de pie en un pequeño balcón, que yo creo que era así de pequeño para que no te quedases dormido.
Aquella noche estaba muy tranquila, no soplaba ni la mas leve brisa y el mar estaba plano como un espejo. Aquel profundo silencio era para mi un somnífero implacable.
Algunos marineros decían que yo era demasiado joven para beber, pero me gustaba demasiado el ron y solía llevarme una botella para que me acompañase durante la guardia, lo cual me hacía aun mas vulnerable al sueño.
En cubierta, apoyado en el palo mayor, dormía el contramaestre. A veces me acompañaba amablemente en la guardia para que no me durmiese, pero solía correr la misma suerte que yo.
Cuando vi que ya no podía vencer al sueño, intenté apoyar la botella en la barandilla pero morfeo me abrazó antes de que estuviese estable. La botella se balanceó hacia afuera y se precipitó hacia la cubierta. Aterrizó quebrándose en añicos y en aquel profundo silencio el sonido que produjo fue tan fuerte como el de un rayo cercano. Y por supuesto aterrizó justo al lado del contramaestre que saltó del susto por lo menos un metro, se incorporó del salto y miró varias veces a su alrededor desorientado.
Con aquel relámpago yo también me había despertado y en cuanto el contramaestre dirigió la vista hacia arriba ya sabía que me iba a caer una buena reprimenda.
Empezó a maldecir sin medida, gritaba tan fuerte que podría tumbar a una persona. Pero mientras echaba sapos y culebras por aquella sucia boca, levanté casualmente la vista y vi un barco que se acercaba.
-¡¡ Señor, señor, señor!!! - interrumpí gritando lo mas fuerte que pude. - ¡¡ se acerca un barco señor!!, ¡¡ se acerca un barco por estribor!!!
El contramaestre dejó de maldecir y corrió al castillo de popa, cogió un catalejo y lo desplegó para observar la posible amenaza.
- Lleva bandera holandesa - dijo - pero navega herráticamente, parece que va sin gobierno.
Bajó corriendo a los camarotes y yo abrí mi catalejo para ver el navío holandés. Efectivamente navegaba descontrolado y algunas de sus velas estaban sueltas.
Salieron a cubierta el capitán y el contramaestre, el capitán todavía venía abrochándose el casaco y el contramaestre le sujetaba el cinturón con sus armas. Se acercaron a la borda y conversaron mientras terminaba de vestirse.
Yo no conseguía oír nada de lo que decían desde allí arriba y me podía la curiosidad así que bajé lo mas rápido que pude y me acerqué a ellos.
El barco se había detenido, y los tres observamos durante un tiempo sin mediar palabra. Aquella noche la luna era solo un fino hilo curvado y apenas nos ayudaba a ver. Tan solo distinguíamos la silueta del barco y algunas sombras.
Tras la espera, hubo un pequeño cambio que nos hizo alzar la guardia. La bandera holandesa comenzó a bajar lentamente, y con la misma lentitud se hizaba otra para sustituirla.
El capitán acercó el catalejo a su ojo izquierdo y gritó:
-¡¡¡ Todos a sus pueeeestoooooossss !!!!, ¡¡¡ piraaataaaasss!!!
El contramaestre corrió a despertar a la tripulación y pronto empezaron a manar marineros de los camarotes. Agitados, preocupados y a medio vestir se apresuraron a ocupar sus puestos y esperaron atentos las ordenes del capitán.
Tras el largo silencio, se empezaron a escuchar levemente gritos de júbilo y cánticos de pirata borracho, y un bote partió del barco hacia nosotros.
Creció la preocupación entre los marineros y la advertencia que dió el capitán en ese momento no era precisamente tranquilizadora.
-¡¡ estad preparados !!!, ¡¡ Puede que vengan a abordarnos !!!
El bote no llevaba farol, y aun con el catalejo, apenas se distinguía que era un bote. Avanzaba muy lentamente y la espera fue tan larga que yo ya empezaba a tener sueño de nuevo.
Pero de repente, cuando aun estaban a pocas millas del barco pirata, se encendió una llama en el bote que salió volando hacia el barco. Era una flecha ardiendo y a esta le siguieron otras dos. Las flechas se clavaron en el barco y al cabo de unos segundos se produjeron tres explosiones, que lo dañaron tanto que comenzó a hundirse.
Los gritos de júbilo se substituyeron por otro tipo de gritos y empezaron a partir botes repletos de piratas en dirección a una isla que había hacia el norte. Tardarían al menos dos días pero llegarían.
El bote que había lanzado las flechas seguía dirigiéndose hacia nosotros por lo que no bajamos la guardia. Pero seguía al mismo paso, lento, muy, muy lento.
Cuando pudo distinguir suficiente, el capitán descubrió que no llevaban remos y era la corriente la que los traía. A bordo iban dos chicos jóvenes, no parecían peligrosos, pero no nos fiaríamos todavía.
Cuando la corriente por fin nos trajo el bote, pudimos relajarnos y bajar las armas. Se trataba de dos chicos magullados. Uno de ellos era un chico delgado y rubio, poco mayor que yo y estaba postrado en el fondo del bote pues estaba herido. Le acompañaba una chica que vestía como un marinero, llevaba pantalones en lugar de falda y portaba un arco y un sable. Tenía el pelo naranja, con una larga trenza que le recorría la espalda, y un fino corte cruzaba sus perfectos labios rojos.
Los subimos a bordo, estaban exhaustos aunque perfectamente conscientes. Apenas hablaron, nos dieron las gracias y los llevamos a un camarote para curarlos y dejarlos descansar.

CAPITULO 2: el trato ( 2 de 3 )

Estuvieron durmiendo durante todo el día siguiente y al atardecer, mientras fregaba, vi al capitán entrar en el camarote donde ellos estaban. Fui fregando disimuladamente hacia la puerta, que estaba entreabierta, y me acerque con sigilo intentando ver algo, cuando de repente me sobresaltó la profunda voz del capitán desde dentro.
- Puedes pasar chico, no hay peligro.
Entré y vi que los chicos seguían durmiendo y estaban atados a las amacas.
- ¿ Es necesario? Pregunté
- No sabemos si son peligrosos, ante la duda, es necesario.
El capitán estaba sentado en una silla enfrente de ellos, esperando pacientemente que se despertasen. Colocó una caja al lado de su silla y le dio unos golpecitos con la palma de la mano indicando que me sentara.
La chica fue la primera en abrir los ojos, miró a su alrededor e intentó moverse pero las cuerdas se lo impidieron.
- ¿ Porqué estoy atada?-
- Toda precaución es poca, ¿sois piratas?- Dijo el capitán.
- No, no somos piratas, ¡ maldita sea! Acabamos de hundir a los piratas, ¿ es que os perdisteis los fuegos de luces?!
- ¿ Qué ocurre?, ¿ Porqué estamos atados? - preguntó el chico mientras se despertaba.
- Porque no se fían de nosotros.
- ¿ Quiénes sois? - preguntó el capitán.
- Yo soy Kárenin Cortweg - dijo ella - y este es mi hermano Aarón. Heredamos el barco y la fortuna de nuestro padre no hace mas de cuatro meses. Nacimos en Holanda, de padres holandeses pero nos criamos en España pues nuestro padre hizo fortuna allí. Cuando él murió decidimos volver a nuestro país de origen y cargamos toda nuestra herencia en el barco.
Resultó que habíamos heredado un gran barco, pero con una tripulación no muy fiel. Cuando se vieron trabajando para dos chicos jóvenes mas débiles que ellos, en un barco lleno de riquezas, se revelaron. Organizaron un motín y nos dejaron a nuestra suerte en un bote sin remos, el resto de la historia ya la conoce.
- Le agradeceríamos que nos dejasen en el próximo puerto -dijo Aarón - y allí buscaremos transporte hasta Holanda.
- ¿ Y cómo sé que no me están mintiendo?- dijo el capitán - ¿ cómo sé que ese oro no era robado? Lo mas prudente es que les entregue a las autoridades en el puerto y ellos decidan si son o no son piratas.
El chico miró hacia su hermana esperando respuesta, claramente era la portavoz.
- n... no, por favor - dijo ella. - mi padre se ganó ese dinero honradamente pero no nos dejaban sacarlo del país, nos podíamos llevar el barco pero el dinero nos lo llevabamos a escondidas. Es nuestro, pero si nos entrega nos encerraran... o peor...
El capitán se quedó callado y al cabo de un rato soltó un suspiro de resignación.
- ¿ Qué ganamos nosotros con eso?, ¿ cómo nos pagareis el favor?- preguntó.
Kárenin miró a su hermano y este asintió con la cabeza en señal de aprobación.
- En metálico -, dijo ella. - os daremos una parte del dinero de nuestro padre.
El capitán miro a los dos con cara de pocos amigos exigiendo la explicación con la mirada.
- Teníamos, y tenemos un plan antimotín - continuó - hundir el barco con flechas de dinamita solo era la primera parte del plan. Si nos guardan el secreto y nos ayudan con el plan, les ofrecemos la mitad del dinero.
Lo cierto es que no arriesgábamos nada, no parecían piratas y aunque no consiguiesen sacar el oro del fondo del mar no teníamos nada que perder.
Creo que el capitán pensó lo mismo que yo, además, seguro que también estaba ansioso por saber la otra mitad del plan, se levantó tras meditarlo, y les desató las cuerdas.
- Trato hecho. Soy el capitán Alfredo Altamira y este es nuestro grumete Damián. Y ahora contadme, ¿ cómo demonios pensáis sacar un maldito montón de oro del fondo del mar?

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