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CAPÍTULO 1

Me llamo Ciro, no sé cuando ni donde nací, ni tampoco quiénes eran mis padres. Lo primero que recuerdo es, siendo un niño y perdido en el desierto, encontrarme con un grupo de nómadas que buscaban un buen sitio para formar un hogar. Me acogieron como si fuese su hijo y pronto me sentí en familia con ellos. Me cuidaron, me enseñaron a leer y escribir y a veces me contaban historias de cómo la Tierra acabó siendo prácticamente un desierto.
Me crié con ellos en un enorme refujio construido con algo de chatarra y mucha madera, en algún lugar del suroeste de Europa donde todavía había algo de vejetacion.
Al principio éramos 8 pero la edad y las enfermedades solo dejó a los tres mas jóvenes, Nebil y Adrián habían nacido 8 años antes del olocausto y habían sobrevivido con sus padres, ahora tienen 33. Yo en cambio, nací supuestamente durante el olocausto y mis padres no sobrevivieron, o sí, no lo sé, como es normal no recuerdo los primeros años de mi vida. Y claro, a diferencia de mis dos compañeros, yo no conocí el mundo "civilizado", solo sé lo que los mayores me contaron y no es mucho porque por alguna razón siempre eran bastante reacios a hablarme de la antigua Tierra.
Cuando se murió la madre de Adrián, la última de los mayores, decidimos irnos del refujio, viajar en busca de mas gente, de otras poblaciones como la nuestra.
Nos aprovisionamos y partimos, andamos durante días y el paisaje no cambiaba en absoluto, desierto y mas desierto. Había algunos bosques pero pequeños y con árboles muy dispersos, aun así su sombra era de gran alivio en el duro camino. Los ríos apenas tenían agua, y no veíamos rastro de vida, ni humana ni animal, por lo que tampoco era fácil encontrar comida.
Cuando nuestras provisiones empezaron a escasear Nebil vió algo en el horizonte que acabó con el problema por una temporada.
-¡Mirad!- gritó -es algún tipo edificación, puede que ahí encontremos gente.
Según nos acercábamos fuimos descubriendo la magnitud del edificio, era gigantesco. Bueno, yo nunca había visto ninguna otra edificación a demás de nuestro refujio, pero sin duda era varias veces mayor.
Era todo de piedra y estaba parcialmente destruido, en la parte derrumbada había enormes piezas metálicas que sobresalían desde dentro pero no parecían parte del edificio, eran mas bien como chatarra que le habían tirado encima.
- Debe ser un castillo-, dijo Adrián cuando estábamos llegando - Mi padre me contó que hace muchos años la tierra se dividió en territorios, y en cada territorio había un mandamás, al principio estos mandamases vivían en este tipo de casas.
- ¿y que ocurrió?- pregunté yo con curiosidad, no desaprovechaba una oportunidad de escuchar una historia de la antigua Tierra.
- Los jefes de los territorios empezaron a luchar entre sí para tener mas poder, para ampliar sus dominios, y esto se repitió a lo largo de siglos hasta que solo quedaron dos territorios poderosos. ¿Adivináis lo que pasó?- preguntó
-Se destruyeron el uno al otro arrasando en su gerra prácticamente todo el mundo.- Respondió Nebil
-Exacto, la Tierra ya estaba muy deteriorada por el mal uso de la mecánica y la tecnología, y esto habría acabado con la vida si no lo hubiera hecho la gerra, pero el olocausto no empezó hace 25 años, empezó hace siglos y este castillo es la prueba.
Rodeando el castillo había un montón de árboles secos que habían crecido formando filas, los habrían colocado así? Porqué iba a querer alguien colocar arboles en fila?
Empujamos entre los tres una de las dos enormes puertas de entrada, no fue nada fácil pero fue suficiente con desplazarla menos de un metro para poder entrar.
Entré de último, Adrián y Nebil estaban mirando hacia arriba con la boca abierta, levanté la vista y descubrí el motivo del asombro. Una gran estructura metálica ocupaba gran parte del interior del castillo, que era poco mas que un amasijo de rocas, tan solo una torre se mantenía en pie. Era como un gran cilindro de acero pero estaba todo roto y abollado, eran los hierros que había visto sobresaliendo del castillo cuando veníamos.
-¿Será un avión?- preguntó Adrián
- ¿Qué es un avión? Pregunté yo
- Era un gran aparato volador que llevaba gente de un sitio a otro del mundo-
- ¿Volando?! Venga ya!- Respondí incrédulo
- No creo q sea un avión- dijo Nebil - mi padre me enseñó algunos dibujos de aviones, tenían las alas mas grandes en proporción, y eran, en general..., algo diferentes. no sé... puede que sea un modelo diferente, o algo así.
Escalamos por las piedras hacia el aparato y vimos que había algo que parecía una puerta. Golpeamos la cerradura con una piedra hasta que se abrió y entramos dentro.
La mitad trasera estaba totalmente destrozada y el morro estaba enterrado en el castillo, quizá incluso en el suelo, pero se podía acceder. Encendimos una antorcha y empezamos a bajar. Estaba todo lleno de tubos y cuerdas de plástico, allí dentro todo era de metal y plástico, nunca había visto nada parecido.
Había un denso hedor que dificultaba la respiración y según descendíamos hacia el morro, el hedor se volvía mas insoportable.
En el fondo había otra puerta y estaba entreabierta. Entramos y vimos que se trataba de una especie de habitación con dos asientos en los que llacían dos cuerpos con extrañas vestiduras. La habitación estaba completamente destrozada y uno de los cuerpos estaba aplastado por las rocas. Llevaban un traje naranja del cuello a los pies y un sombrero metálico en forma de esfera que les cubría toda la cabeza, con un cristal por delante para poder ver. Nos acercamos a uno de ellos analizándolo asombrados de arriba abajo, Adrián acercó la antorcha a su brazo y vimos que tenía unas letras en el traje, N.A.S.A. Nevil agarró el sombrero y tiró de él para quitárselo, no fue buena idea. Dentro solo había una calavera con restos putrefactos y el olor que salió de allí era tan insoportable que nos hizo salir corriendo de la habitación.
Decidimos salir de allí y empezamos a escalar hacia la puerta. Mientras subíamos, a mitad de camino, me apoyé en una puertecilla que no estaba bien cerrada y al hacer fuerza para subir se abrió bruscamente. Al abrirse salieron de dentro un montón de botes y tubos blancos que cayeron por encima de mi como una avalancha.
-Ciro, estás bien?- preguntó Adrián
- Sí, estoy bien, fue sólo un paso en falso-
Cogí uno de los tubos por curiosidad y leí lo que tenía escrito. De nuevo ponía N.A.S.A y debajo COMIDA ESPACIAL.
- ¡Es comida!- grité - ¡estos botes son de comida! ¡Lo pone aquí!
Sin pensármelo dos veces abrí uno y la probé, me moría de hambre, y a pesar de ser algo insípida, aquella pasta saciaba de manera increíble.
Salimos a cojer los sacos y llenamos todas las que pudimos. Comimos hasta hartarnos y tras una siesta, partimos de nuevo. No sabíamos cuanto tardaríamos en encontrar civilización pero teníamos provisiones para rato.

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