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CIRO_5Safe Creative #1207161978585

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Como hormigas en su infinito desfile, avanzábamos con paso ágil una larga fila de hombres y mujeres. Tan solo éramos 40, pero era la fila de personas mas larga que había visto hasta entonces. La mayoría todavía eran unos extraños para nosotros pero en las largas horas de caminata nos íbamos conociendo poco a poco.

Con Tango, Agalia, y Lata cogimos confianza rápidamente. Tango era mayor que nosotros, tendría unos 40, 45 años, era alto y corpulento y bastante ágil, seguro de sí mismo y decidido, le gustaba tomar la iniciativa.

Agalia era una chica menuda y muy guapa, tenía un par de años mas que yo pero parecía una niña adulta, sobre todo por su carácter, era inquieta y juguetona y siempre estaba contenta, o casi siempre... porque cuando se enfadaba dejaba salir una furia que empequeñecería al mas valiente. Acostumbraba a cargar con un arco de flechas para defenderse de los piratas, su puntería era impecable.

Lata era experto en tecnología, él era el encargado de abrir los búnkers, le encantaba jugar con cables y paneles electrónicos que yo no entendía ni por asomo. No era muy hablador pero cuando empezaba no paraba hasta decirlo todo. Tenía la edad de Tango aproximadamente.

Las provisiones viajaban en 4 carros tirados por caballos, con las ropas, utensilios y demás pertenencias de nuestra nueva comunidad. Los otros tres caballos, incluido Norte, se encargaban de cargar a los mas cansados y a Lleo que estaba cojo.

Caminamos hacia el este durante varios días, por la mañana hacia el sol y por la tarde hacia nuestra sombra. Viajaríamos cuatro días con este rumbo para luego ir rumbo al norte, hacia la costa. Confiábamos en que junto al mar las tierras se recuperasen antes de las consecuencias de la guerra. Habíamos hecho un plan de racionamiento para la comida, pues al ser tantos era mas difícil calcular cuanto nos duraría, y no sabíamos cuando encontraríamos mas.

Los carros de las provisiones tenían techo y podían dormir dos personas en cada uno. Así que cada noche por turnos, 8 de nosotros dormía en los carros y los demás en casetas de tela como la que teníamos al principio de nuestro viaje.

La tercera noche me tocó dormir en uno de los carros acompañado de Agalia. Aquella noche... digamos que Agalita y yo nos conocimos un poco mejor... A la mañana siguiente me desperté mas tarde de lo habitual y el carro ya estaba en marcha.

- ¿ Dónde está la sombra ?- dije viendo hacia el exterior.

- ¿Qué sombra ?- respondió Agalia aun medio dormida.

- No vamos hacia el este, si fuésemos hacia el este veríamos la sombra del carro detrás nuestra.-

Me puse los pantalones y salté del carro dispuesto a averiguar qué ocurría.
Todos estaban en marcha, pero avanzábamos hacia el sur...Tango y Lata iban en cabeza así que me adelanté asta ellos.

- ¿ Qué ocurre ?- pregunté, - ¿ A qué se debe este cambio de rumbo ?

- Hace seis semanas conocimos a un grupo de gente que vivía en un cabaña rodeada de desierto, a dos días de aquí,- respondió Tango sin apartar la vista del horizonte, - todavía tenían provisiones de su búnker pero no por mucho tiempo. Iremos a buscarlos y entonces retomaremos nuestra ruta.

- ¿¡ Qué !?- respondí incrédulo, - Eso son cuatro días de diferencia, puede que para entonces seamos nosotros los que no tengamos provisiones. Deberíamos enviar a alguien, a dos o a tres personas como mucho, así el consumo extra de comida no sería tan elevado y todos tendríamos mas posibilidades, estas conduciendo a 40 personas al desierto...

- La decisión ya está tomada Ciro, en dos días estaremos en la cabaña.

Esa fué toda la conversación, no discutió mi punto de vista ni expuso sus motivos. Lo que mas me costaba entender era el hecho de que hubiese tomado la decisión por todos. Estaba desconcertado y no supe como insistir. Aquel cambio de rumbo era un gran error, nuestra única esperanza era encontrar provisiones en los siguientes cuatro días.

No tardamos en tener esa suerte. A mediodía del día siguiente vimos lo que de lejos parecía un enorme lago rectangular cuya agua cristalina reflejaba el sol como un espejo.

Desde los primeros puestos de la gran fila hasta los mas rezagados se fue corriendo la voz y todos aceleraron el paso significativamente.

A medida que nos acercábamos, los reflejos del agua empezaban a parecer un tanto extraños.

- ¿ Será una piscina ?- dijo Agalita.

Tras un silencio de unos cien metros Lata le respondió. - No es una piscina, ni siquiera es agua lo que brilla.

A aquella distancia ya se podía distinguir que era una especie de plancha de metal que brillaba con la luz.

- Son placas solares,- dijo Lata, - convierten la luz del sol en energía. Puede que sean mejor hallazgo que una piscina.

- Pues a mi ahora un bañito me sentaría de perlas...- Dijo Agalia.

Yo no entendía muy bien aquello de la energía. Me habían explicado que era para hacer funcionar ciertos aparatos, pero nunca lo había visto y no conseguía comprenderlo. A lo largo de mi vida, en muchas ocasiones, encontraba algo entre la chatarra a lo que no conseguía encontrarle utilidad, entonces alguien me decía " eso sólo funciona con energía eléctrica".

Cuando llegamos pudimos comprobar que se trataba de pequeñas planchas, de aproximadamente dos metros de lado, que juntas formaban una inmensa.

Lata empezó a desmontar una de ellas, pero al poco rato se detuvo extrañado.

- Estan conectadas... , están conectadas y funcionando.- Dijo mientras sujetaba una tapa de un panel que lucía colores brillantes que parpadeaban.

Siguió los gordos cables que salían del panel pero acababan enterrándose en el suelo.

- Solo hay una explicación para esto.- dijo Tango. - Organizaremos tres equipos de búsqueda. Tú, tú, tú, y vosotros dos rastreareis esta parte.- dijo mientras seleccionaba gente. - vosotros cuatro iréis con Lata y Agalita por detrás de estos montículos, Ciro, Adrián y Lleo conmigo. Buscamos la entrada de un búnker, puede que además de una fuente de energía hayamos encontrado comida.

Seguimos las indicaciones de Tango y comenzamos la búsqueda. Nuestra zona era la parte sur de las placas solares, había algo de maleza, arbustos secos y bastantes piedras pero entre ellos no encontrábamos ninguna puerta. Nos fuimos separando y continuamos buscando durante bastante tiempo hasta que Lleo pegó un grito a lomos de Norte.

- ¡ Ey... !, ¡ Creo que he encontrado algo !

Corrimos hacia ellos y al llegar hizo avanzar al caballo unos pasos. El sonido metálico de su trote nos dio la buena nueva, era la puerta del búnker.

Tras retirar la arena de encima y cerciorarnos, avisamos a los demás para que dejasen de buscar.

Lata abrió una caja llena de cables que estaba junto a la puerta, y tras manipularlos la puerta se deslizó hacia un lateral produciendo un sonido chirriante. Una escalera metálica se sumergía en la oscuridad. Encendimos unas antorchas y bajamos a investigar. Tango iba en cabeza seguido de Lata y Adrián, y detrás yo.

No veíamos nada a nuestro alrededor, las antorchas solo iluminaban unos metros, suficiente para ver por donde íbamos, pero no donde nos estábamos metiendo. El eco que producían nuestras voces nos dejaba algo claro, era un sitio enorme.

- Aquí está el cuadro principal- dijo Lata. - Ya está-

Y de pronto todo aquello se iluminó como si hubieran metido el sol allí dentro, cientos de extrañas antorchas se encendieron por todas las esquinas del inmenso búnker, y me quedé fascinado admirando el milagro.

- ¿ Porqué construirían un búnker tan grande ?- preguntó Adrián. - Aquí cabría mucha gente pero esta mal aprovechado.

Seguimos descendiendo por las escaleras, que parecían no tener fin, a mitad de camino encontramos a nuestra derecha un acceso a otra estancia, también enorme. Estaba llena de bancos para sentarse orientados en la misma dirección, tenía grandes ventanales, que aunque no daban al exterior, por ellos entraba gran cantidad de aquella luz blanca que inundaba todo el lugar. Y un gran sobrecargo de adornos y horribles figuras ponían en duda el buen gusto del responsable.

- ¡ Es un teatro ! - Exclamó Adrián, - Nunca había visto uno.

- Oh no... me temo que no es ningún teatro, - le corrigió Tango, - es una iglesia...

- ¿ Qué es una iglesia ?- Le pregunté

- Es un templo religioso.

-¿ Un templo religioso... ? Sigo igual de perdido ¿ Qué es "religioso"?

- Las religiones eran creencias en seres superiores.- Explicó Tango, - Durante siglos, la humanidad, atribuía todo aquello que no conseguía explicar a un poder superior, atribuyéndole la creación de la humanidad y del mundo, entre otras cosas. Adoraban diferentes ídolos que nunca habían visto y le rendían culto a su fe mientras negaban firmemente las diferentes creencias de otras religiones. Sacrificios, matanzas, saqueos... Todo tipo de actos terribles fueron perpetrados en nombre de las religiones a lo largo de la historia de la antigua Tierra. Fué uno de los primeros y mas prolíficos motivos de guerra de todos los tiempos...-

Aquellas últimas palabras me hicieron sentir un escalofrío en la base de la espalda que me subió por la columna hasta el cuello. De pronto aquel amplio e iluminado sitio dejó de ser acogedor, y empecé a temer que fuera peligroso estar allí.

- En este tipo de templos era donde se reunían para rendirle culto a su dios, así era como llamaban al ser superior.- continuó Tango. - Este búnker debe ser una especie de convento, algunas personas eran extremadamente devotas y dedicaban su vida al culto. Vivían prácticamente encerrados en sitios como este. No estaban bajo tierra, claro, pero eran muy similares.

- ¿Qué ocurrió con las religiones?- pregunté con la esperanza de que hubieran desaparecido.

- Poco a poco la humanidad fue obteniendo respuestas. La ciencia avanzó y con ella nuestro conocimiento del mundo, y generación tras generación fueron perdiendo adeptos. En el último siglo llegaron casi a desaparecer, pero contaban con un enorme patrimonio y supongo que algunas comunidades religiosas habrán conseguido sobrevivir al holocausto.

- Deberíamos seguir buscando-, dijo Adrián, - puede que haya alguien aquí dentro.

Descendimos hasta el fondo del enorme búnker y revisamos cada una de las estancias, todas estaban vacías pero habían estado habitadas recientemente. Aunque no encontramos la despensa de la comida, estaba claro que allí vivía alguien.

Volvimos a subir las escaleras y avanzamos por una pasarela que había enfrente de la puerta de la iglesia, al otro lado había otra puerta. Era la única que estaba cerrada.

- Es una puerta de máxima seguridad, - dijo Lata- no puedo abrirla. Esto... tiene que ser una habitación del pánico.

- ¿Una habitación del pánico?- Preguntó Adrián.

- El lugar donde te esconderías si notases que alguien está irrumpiendo en tu búnker...

- Y si la puerta está cerrada...

-... es que hay alguien dentro- dije completando la frase de Adrián.

- ¡ NO SOMOS PIRATAS ! ¡ PODÉIS SALIR ! - Gritó Tango acercándose a la puerta.

- No pueden oirte- dijo Lata. - pero tengo una idea.

Lata entró de nuevo a la iglesia y salió arrastrando una gran caja negra que colocó en la pasarela.

- Ayudadme con el otro- dijo entrando de nuevo.

Entre Adrián y yo sacamos la otra caja y la colocamos junto a la primera, mientras Lata desenredaba unos cables que formaban un gran nudo. Tras colocar todo en su sitio, golpeó suavemente con la mano en una bola con un mango que se encontraba en el extremo de unos cables. Aquel suave golpe sonó como una explosión.

- Eso se llama micrófono- me dijo Adrián al notar mi cara de asombro.- sirve para ampliar sonidos.

- Hola, hola... - dijo Lata acercándose el micrófono a la boca.- esto funciona.

Sus palabras sonaban con una fuerza increíble, podía notar como retumbaba mi pecho con aquel sonido.

- Prueba ahora- dijo Lata mientras le daba el micrófono a Tango.

- HOLA.. ¿PUEDEN OIRME?... ME LLAMO TANGO, MIS AMIGOS Y YO PEREGRINAMOS EN BUSCA DE UN HOGAR. SOLO QUEREMOS INVITARLES A QUE SE UNAN A NOSOTROS Y PEDIRLES ALGO DE COMIDA... SI TIENEN... NO TIENEN NADA QUE TEMER, NO SOMOS PIRATAS. DISCULPEN QUE HAYAMOS ENTRADO SIN LLAMAR...

Tras un largo silencio escuchamos un golpe metálico y la puerta se abrió lentamente. Tras ella, dos chicas y un chico de entre 10 y 18 años nos observaban aterrados. Vestían largas ropas negras que contrastaban notablemente con su palidísima piel.

- ¿ Venís de arriba?- preguntó el mas pequeño con aguda y temblorosa voz sin soltarse del brazo de una de las chicas.

- Venimos de muchos sitios- respondió Tango. ¿ Estáis solos? ¿ No vive nadie mas aquí con vosotros?

- Ya no- Dijo la chica mayor. - La última de las hermanas murió hace unos meses. Los padres... Simplemente desaparecieron...

-¿ Porqué os quedasteis?

- ¡ No se puede salir !- dijo el niño asustado- Dios acabó con el mundo y esto es todo lo que queda.

Yo no cabía en mi asombro, aquellos niños pálidos diciendo aquellas locuras me estaban poniendo los pelos de punta.

- Chicos... hay algo que debéis saber- dijo Tango acercándose a ellos.- No sé lo que os habrán contado pero... los hombres hombres arrasaron la Tierra, no Dios. Y no es esto lo único que queda, el mundo sigue vivo, y recuperándose día a día. Hay muchos lugares bonitos que aun se pueden habitar. Venid con nosotros, salid de aquí, y encontraremos uno de esos lugares.

Los dos mas jóvenes dirigieron su vista hacia la mayor esperando su respuesta.

- ¿Quieren comer algo?- dijo al fin, seria y desconfiada.

- Lo cierto es que sí-, respondió Tango - pero somos casi cuarenta personas, los demás nos esperan arriba.

- Tenemos comida suficiente y nos han enseñado que debemos compartir lo que tenemos.

"Por fin algo sensato" pensé en ese momento.

Nos reunimos todos a comer en una gran sala llena de mesas, la comida estaba en la misma habitación donde ellos se escondían, y por eso no la habíamos encontrado. Era una despensa tan inmensamente grande que parecía infinita, las filas de estanterías se prolongaban perdiéndose en la oscuridad y según avanzabas por sus pasillos las luces se encendían mostrando un tanto mas, no llegué a ver el final.

Durante la cena los chicos ya estaban algo mas relajados, hablamos mucho con ellos y conseguimos que nos contasen algunas cosas.

Nunca habían salido de allí, Nacieron y crecieron en aquel búnker, y nunca habían visto el sol. Eran hijos de curas y monjas, los hombres y mujeres que dedicaban su vida a la religión, y les habían hecho creer que no se podía salir, que afuera no había nada. Un día los curas se fueron, dejando a los niños con dos monjas ancianas. Con el tiempo las monjas murieron y se quedaron solos, Babel, de 17 años era la mayor y había cuidado de los otros desde entonces. Eva tenía 13 años y Jacob 9.

- Podéis dormir todos dentro esta noche- dijo Babel- hay dormitorios suficientes.

- Lo agradecemos - dijo Tango- haremos turnos para vigilar nuestras cosas arriba.

- Lo hemos pensado y... Queremos ir con vosotros.

- Es lo correcto- respondió Tango.- al amanecer cargaremos la provisiones y partiremos.

Aun nos quedaban muchas cosas por descubrir de aquel lugar, especialmente a mi, para quien todo era nuevo. En el refugio en el que me crié había un cuarto de baño, dentro había un retrete sobre un gran agujero y un grifo que venía de un deposito de agua sobre una pileta donde nos lavábamos. Pero el cuarto de baño de aquel sitio era muy diferente, tuve que pedirle indicaciones a Adrián para saber como funcionaba todo aquello. Era todo fascinante pero lo que mas me sorprendió fue la cascada de agua caliente que salía de un grifo en la pared. Aquello me gustó. Una sorpresa no tan agradable fue saber que tenía que dormir de nuevo en una cama... Qué manía ! Con lo bien que se duerme en hamaca... Prefiero el suelo que cualquiera de esas malditas camas.

A la mañana siguiente me desperté escuchando gritos. Venían de arriba, de la galería principal, donde se encontraban la habitación del pánico-despensa y la iglesia. Salí de la zona de dormitorios y comencé a subir las escaleras. Unas veinte personas se arremolinaban en la entrada de la despensa, gritando todos a la vez frases incomprensibles por el alboroto. Agalita, que me esperaba en la pasarela, me explicó lo que ocurría cuando llegué.

- Estábamos empezando a cargar las provisiones- dijo - cuando Lata le propuso a Tango que nos quedásemos aquí un tiempo, ya que tenemos comida para casi un año y múltiples comodidades. Pero Tango se negó, dijo que quedarse aquí es estancarse, que debemos seguir adelante y que nadie se quedaría. Lata le dijo que estaba harto de escuchar sus órdenes, que no seguiría haciendo lo que él decidía como hasta ahora, entró en cólera y sin dejar de gritar manipuló uno de los paneles electrónicos y bloqueó la puerta principal. Estamos encerrados. Los demás simplemente se fueron uniendo a la discusión, ya que unos se quieren quedar y otros se quieren ir.

Tras escuchar esto me abrí paso entre la gente e intenté hablar con Lata y con Tango, pero no me escuchaban, ni a mi ni a nadie, solo oían sus propios gritos.

- ¿Sabes como funciona esto?- Le pregunté a Agalita cogiendo el micrófono, que seguía donde Lata lo había colocado.

- Solo tienes que encenderlo aquí.

- HOLA?...- dije para probar- ¡¡ YA BASTA !! - El sonido de aquellas palabras inundó la estancia, ahogando los gritos de discusión que cesaron mientras todos se giraban haca mi. - ¿QUÉ ESTÁ OCURRIENDO AQUÍ? ¿PORQUÉ ESTÁIS DECIDIENDO UNOS POR OTROS? QUIEN QUIERA QUEDARSE DEBERÍA PODER QUEDARSE, Y LO MISMO QUIEN QUIERA IRSE, CADA UNO PUEDE DECIDIR QUÉ HACER. YO PERSONALMENTE OPINO QUE LO MEJOR ES BUSCAR UN SITIO DONDE PODAMOS PROSPERAR, COINCIDO CON TANGO EN QUE QUEDARSE AQUÍ ES ESTANCARSE PERO CADA UNO DEBERÍA DECIDIR POR SÍ MISMO...

Todos empezaron a murmurar - Tienes razón - dijo Tango avergonzado, - pido disculpas por mi comportamiento, especialmente a Lata.

- Yo también lo siento- dijo Lata mientras desbloqueaba la puerta.

- ¡Ciro debería ser nuestro líder!- gritó entonces una voz anónima.

- ¿LÍDER?- dije.- ¿QUÉ ES UN LÍDER?

- Un líder es el que manda en un grupo de gente- me aclaró Agalita, - el que toma las decisiones importantes.

- UN MANDAMÁS... COMO LOS QUE ARRASARON ESTE MUNDO...?... NO SERÉ LÍDER NI NADA DE ESO, NADIE DEBERÍA SERLO, LOS LÍDERES ARRASARON LA ANTIGUA TIERRA... RELIGION, PODER... CREO QUE VA SIENDO HORA DE QUE APRENDAMOS DE LOS ERRORES DE NUESTROS ANTEPASADOS, SI SEGUIMOS ACTUANDO IGUAL TODO SE VOLVERÁ A REPETIR.

Tras decir esto subí las escaleras para salir al exterior, abrí la puerta y allí me esperaba Norte.

- Tranquilo chico- le dije para tranquilizarlo- todo va bien. Monté sobre su lomo y cabalgué por el desierto hasta mediodía, un paseo para pensar y aclararme las ideas. Cuando volví todos estaban fuera, incluidos los niños que se protegían la cara del sol con una mano para poder abrir los ojos.

- Nos vamos todos- dijo Agalita, - los que querían quedarse han cambiado de idea.

- Podéis ir hacia el Norte- dijo Tango- yo iré con uno de los caballos a la cabaña del sur y nos reuniremos con vosotros dentro de cinco días.

- ¿ Irás tú solo ?- le pregunté

- Aceptaré compañía si alguien se ofrece voluntario.

- Yo iré- dijo Lleo mientras montaba en uno de los caballos.

Vimos como sus siluetas se perdían en la lejanía mientras acomodábamos nuestras cosas y preparábamos la marcha.

Una vez preparados, me percaté de que todos me observaban quietos, como esperando algo.

- ¿ Qué o ocurre ?

- Están esperando que les digas qué hacer- me respondió Agalita.

- ¿ Qué...? pero... ya os lo dije, no quiero ser vuestro líder, no necesitáis un líder...

- Puede que no necesitemos un líder... - me interrumpió Agalia, - pero esta gente confía en tus decisiones, confiamos en tus decisiones, me incluyo. No las acataremos ciegamente, tan solo cuando estemos de acuerdo. Tienes una visión del mundo que no está contaminada por la influencia de la antigua Tierra, y todos vemos eso en ti. Queremos hacerlo bien y tú pareces saber cómo. No seas nuestro líder... sé nuestro guía.

Rumbo hacia el norte cerramos un nuevo capítulo de nuestro viaje, esta vez conmigo en la cabeza de la fila, mas desconcertado que cualquiera de los que me seguían. Me preguntaba qué podrían aprender ellos de mi, cuando yo aun tenía tanto que aprender.

AQUÍ EL CAPÍTULO 6 Imprimir capítulo

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