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UNA DE PIRATAS - capítulos 3 y 4 -

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CAPÍTULO 3: El plan

Los hermanos Cortweg contaron su elaborado plan ante toda la tripulación, que atendían en silencio, en su mayoría perplejos por la complejidad de la idea.

Kárenin y Aarón sospechaban de sus hombres ya antes de partir, y temían el motín, así que lo prepararon todo con antelación.

Tras hundir su propio barco con flechas y dinamita y ahuyentar a los piratas, estos jóvenes holandeses pretendían recuperar las riquezas que transportaban, y para ello necesitaban algunas cosas que no teníamos en el barco, así que nos dirigimos al puerto mas cercano para conseguirlas.


Lo mas complicado de encontrar fue la bomba de agua pero Aarón consiguió una estropeada que creía poder arreglar. También compramos unas tuberías unas mangueras, algunas piezas para unirlo todo y herramientas.

Volvimos al barco y los jóvenes capitanes se pusieron manos a la obra, Aarón reparaba la bomba de agua mientras Kárenin unía los largos tubos y mangueras.

Navegamos durante el resto de la tarde y al anochecer llegamos al punto donde se había hundido el navío holandés. Recogimos las velas, fondeamos y nos fuimos todos a descansar, todos menos el vigía claro, por suerte esa noche no me tocó a mi.

A la mañana siguiente toda la tripulación amaneció nerviosa, todos queríamos ver si aquello funcionaba y por supuesto ¿ quién no quería echarle mano a su parte del botín?

Aarón había fijado la bomba de agua a la barandilla de estribor y de la bomba salía un larguísimo tubo que enroscado sobre si mismo cubría casi toda la cubierta. En realidad eran dos, según nos explicó Kárenin, pero yo no distinguía donde acababa uno y empezaba el otro.

- Hemos calculado la profundidad con una sonda para saber la longitud que debían tener los dos tubos - Dijo Kárenin. - Ahora debemos bajarlos ahí abajo y engancharlos a la caja del dinero.

La caja en la que se encontraba el dinero, había sido sellada y llenada de agua antes de embarcarla, como si se tratase de un barril. Tenía una tapa en la parte superior y otra en lo mas bajo de uno de los laterales.

El plan consistía en enganchar en la tapa inferior, el tubo que iba a la bomba de agua, para así poder vaciar la caja bombeando, y en la tapa superior otro tubo que permitiría que entrase aire para sustituir el agua retirada. Con esto la caja saldría a flote por si sola, pero lo realmente complicado de todo aquello, era bajar a enganchar los tubos.

- Hay algo que todavía no entiendo - Dijo el Capitán - La profundidad en esta zona es de por lo menos 600 pies.

- 762 pies Capitán - Dijo Aarón

- Pues... a no ser que alguno de vosotros tenga branquias... no se como vamos a poder bajar sin ahogarnos.- La tripulación rió por un momento pero pronto se callaron para oír la respuesta.

- Para bajar utilizaremos un ancla como lastre, atada a la muñeca,- respondió Kárenin - Bajaremos Aarón y yo. Cada uno llevará el extremo de uno de los tubos atado a la cintura. Al llegar abajo cortaremos la cuerda del ancla para poder movernos con libertad y cada uno se encargará de enganchar su tubo en el lugar correspondiente. Una vez fijados subiremos, en la parte superior de la caja hay dos barriles llenos de aire con dos cuerdas cada uno, una de las cuerdas lo sujeta a la caja y la otra está suelta. Ataremos la cuerda suelta a la muñeca, cortaremos la otra y subiremos a toda velocidad.

Era el plan mas emocionante que había oído en mi vida. Corría de un lado a otro de la cubierta ayudando a todo el mundo con los preparativos. Si aquellos chicos conseguían tal hazaña se convertirían en mis héroes, pero ¿ qué digo? ya se habían convertido en mis héroes sólo por planearlo.

Observé que el Capitán Altamira estaba sacando un ancla del pañol con la ayuda de Aarón, y parecía pesarles bastante, así que me acerqué a ayudarles. La desplazamos sobre troncos hasta la borda, el Capitán empujaba desde atrás, Aarón tiraba desde alante y yo iba quitando los troncos que quedaban atrás para ponerlos delante del ancla.

Cuando llegamos con en ancla al borde de la cubierta, Aarón estaba realmente cansado por el esfuerzo, todavía estaba débil por sus heridas y el Capitan lo observaba preocupado.

- Bajaré yo - dijo el Capitán.

- ¿ Cómo ? ¿ De qué habla ?

- Bajaré con su hermana a colocar los tubos, usted no está en condiciones señor Cortweg -

- Ni hablar.., es mi plan, no dejaré que nadie se arriesgue en mi lug..

- ¡ Y este es mi barco, así que puede considerarlo una orden ! - interrumpió el Capitán.- Yo bajaré en su lugar.

- Señor...- dijo el chico, - Lo cierto es que no tengo la certeza de poder llevarlo a cabo, estoy débil y me canso con facilidad. Pero no tenemos otra opción. Los barriles que hay en el fondo tienen aire suficiente para sacarnos a tiempo a mi y a mi hermana, pero, sin intención de faltarle al respeto, usted pesa bastante mas que yo, y no subiría suficientemente rápido. De hecho, todos en este barco pesan bastante mas que yo, no hay opción.

- No todos - dije yo

- ¿ Qué ?, no, no ,no ,no, tú si que no- dijo el Capitán

- ¿ Porqué no ?, peso incluso menos que el señor Cortweg y soy buen nadador...

- ¡ Grumete ! ¡he dicho que no! Bajaré yo y no se hable mas.

- Señor... he de insistir... - dijo Aarón- Le aseguro que el aire del barril no es suficiente para su peso. Usted no es una opción, lo siento.

El capitán me clavó la vista mientras decidía si rendirse en su testarudez, luego bajó la cabeza y suspiró con resignación.

- ¿ Estás seguro chico? no tienes porque hacerlo.

- Sí mi Capitán, completamente.- Me sentía totalmente capaz de hacerlo, no solo eso, me moría de ganas.

Tras un momento de reflexión el Capitán contestó.

- Está bien... Adrián bajará con la señorita Cortwel a colocar los tubos. Pero como le pase algo... le juro por mi barco que les haré a ustedes responsables.

CAPITULO 4: unos metros más

Tras un par de horas de preparativos, estaba todo listo. Me encontraba de pie en la barandilla, con uno de los tubos atado a la cintura, y la mano derecha atada a la de una bella señorita y a un ancla que se apoyaba en la borda.

En ese momento me invadió una inevitable sensación de claustrofobia, tenía muy claro todo lo que tenía que hacer pero lo tenía que hacer sin respirar y no había opción a equivocarse.

- Damián, todavía estás a tiempo de echarte atrás - Dijo Kárenin con clara preocupación. - Quizá pueda enganchar yo sola los dos tubos y subir a tiempo.-

- No lo comprobaremos, - respondí -, ¿ estás lista ?

- Lista - respondió sonriendo.

- Chicos, contaré hasta tres - dijo el capitán, que estaba detrás de nosotros, en cubierta.

- ¡ UNO...! ¡ DOS...! - Respiré hondo un par de veces y cogí todo el aire que pude- ¡¡Y TRES!!! - En ese momento el capitán golpeó fuertemente el ancla para que cayese por la borda y Kárenin y yo nos precipitamos detrás a velocidad vertiginosa.

En cuanto entramos en el agua miré hacia atrás y vi como se alejaba el casco del barco. El agua se volvía mas oscura cuanto mas bajábamos pero pronto divisamos los restos del barco, eran un montón de pedazos desperdigados pero reconocí la caja sellada con bastante facilidad. Nos dirigíamos casi directamente a ella, Kárenin y Aarón habían calculado realmente bien.

El fondo se acercaba a toda velocidad y había un montón de obstáculos que no sabía como esquivaríamos. Pasamos entre los mástiles del barco casi rozando el palo mayor, y yo miré hacia atrás temiendo que se engancharan los tubos, pasaron sin problema pero mientras miraba hacia atrás me golpeé con una cuerda que hizo balancear el ancla y desvió ligeramente nuestra trayectoria. Caeríamos algo mas lejos de la caja pero íbamos mas despacio. Aun así todavía íbamos demasiado rápido y nos estrellaríamos bruscamente contra el fondo, Kárenin sacó su cuchillo y cortó la cuerda del ancla poco antes de llegar.

Nos desatamos las muñecas y nadamos hacia la caja. Yo llevaba el tubo de la bomba, y debía conectarlo el la parte inferior de un lateral de la caja.

Rodeé la caja y encontré el tapón. Tenía un enorme corcho con un asa para tirar de él, debía retirarlo antes de colocar el tubo. Tiré con fuerza pero estaba muy duro y apenas conseguía moverlo, así que apoyé los pies en la pared de la caja y me agarré al asa con las dos manos. Tiré con todas mis fuerzas y lo saqué. Pero salió de repente salí despedido hacia atrás, enredándome en las cuerdas y velas del barco.

En aquel momento supe cómo se sienten los peces en la red, intentaba salir pero con cada movimiento me enredaba y me perdía mas, estaba desorientado y desesperado y tanto agitamiento me estaba haciendo perder aire.

De repente sentí que me cogían del tobillo, y de un tirón Kárenin me sacó de allí.

Con un gesto de afirmación me preguntó si estaba bien, asentí y nos apresuramos a fijar los tubos.

Una vez enganchados, subimos a por los barriles y mientras nos los atábamos en la mano, Kárenin se dio cuenta de que me estaba quedando sin aire, había perdido mucho luchando con las cuerdas. Se acercó a mi con una idea y me explicó con gestos lo que debía hacer. Retiró el tapón del barril que tenía atado en mi muñeca, cogí aire, lo tapó de nuevo y sin perder un segundo cortó la cuerda y salí despedido hacia la superficie. Después cortó la suya y salió detrás de mi.

Como había respirado algo del aire del barril, Kárenin me ganaba terreno y a mitad de camino me adelantó. Yo tenía menos aire en el barril y subía mas despacio pero creía haber cogido aire suficiente para llegar. Al adelantarme, Kárenin me miraba con preocupación, temía que mi velocidad de subida no fuese suficiente.

Cuando empecé a distinguir la superficie ya no veía a Kárenin. Veía el final de la misión cada vez mas cerca pero ya no aguantaba mas, necesitaba respirar, solo unos metros más, tragué saliva para intentar engañar a mis pulmones, solo unos metros más, ya veía la superficie, solo unos metros más..,se empezó a poner todo blanco, perdía el sentido, solo unos metros más, solo un..os.. m...

...
...

Abrí los ojos y vi el cielo.
Estaba tumbado en la cubierta del barco, y me rodeaba toda la tripulación mirándome fijamente. Cuando abrí los ojos se fueron dibujando sonrisas en sus caras y a las sonrisas le siguieron gritos, hurras y aplausos. Cuando me incorporé me levantaron en volandas y me lanzaron al aire varias veces gritando y vitoreando por el éxito que habíamos tenido. Me pasearon por todo el barco pasándome de unas manos a otras y cuando se cansaron me posaron y siguieron festejando, riendo y cantando.

Recuperé el aliento, y ante mi estaban Aarón, Kárenin y el Capitán,observándome y sonriéndome orgullosos. El Capitán se acercó a mi y puso una mano en mi hombro.

- Chico..., eres mi héroe.

Aquellas cuatro palabras me hicieron sentir como si me hubiesen nombrado capitán de un barco,o almirante de una flota, o rey de un país. Pero no fue ni la mitad de lo que sentí cuando, acto seguido, Kárenin se acercó a mi, y sin decir nada mas, me dio un beso en la mejilla y se alejó.

...

- Kárenin espera. Gracias por... salvarme la vida.

Sonrió y dijo - Dentro de unas horas, cuando acaben de drenar la caja, serás rico. Disfruta de la vida.

Y eso fue lo que hice, disfrutar de el resto de mi vida. Me tocó una buena parte en la repartición del dinero, y me dediqué a viajar por todo el mundo, eso sí, nunca más tuve que que hacer de vigía.

FIN Imprimir capítulo

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